¿Hola, hello, salut, ciao, olá ...?

 

¡Soy Salmonella!

Y al igual que mi pariente E. coli, a quien podéis conocer en esta entrada del blog, soy una bacteria de tamaño microscópico, perteneciente a la familia de las enterobacterias.

 

Probablemente habrás oído hablar de mí en los medios de comunicación. Mi última aparición pública fue hace pocos días, cuando se lanzó una alerta alimentaria por mi presencia en un queso elaborado con leche cruda de oveja procedente de España.

También he protagonizado otros episodios de contaminación en una gran variedad de alimentos, como brotes germinados, embutidos y especias.

 

Sin embargo, mi popularidad se debe, fundamentalmente, a las numerosas intoxicaciones alimentarias que he provocado en las personas a través del consumo de huevos y sus derivados. Hace poco se reportaron varios casos de salmonelosis asociados a la ingesta de una salsa de yema de huevo trufado en un restaurante de Madrid.

 

 

Como ves, a pesar de ser conocida, no tengo muy buena fama… Y es que, ... al introducirme en el cuerpo humano, puedo llegar a producir fiebre, diarrea y vómitos. Aunque la mayoría de las personas a las que infecto superan la enfermedad en unos pocos días sin necesidad de tratamiento específico, en los casos en los que el sistema inmune se encuentra debilitado o comprometido, los efectos pueden ser graves, o incluso mortales. Por esta razón, se me considera una bacteria patógena que hay que evitar a toda costa.

 

El análisis dirigido a mi detección en muestras alimentarias supone una herramienta de gran utilidad a la hora de prevenir brotes de gastroenteritis en la población. Aún así, no hay que olvidar que, aunque los alimentos cumplan con los criterios microbiológicos establecidos en la legislación en el momento del análisis, estos pueden contaminarse a posteriori, durante su distribución y comercialización.

 

Así pues, para mantenerte alejado de mí, siempre debes realizar una adecuada manipulación y procesado de los alimentos, prestando especial atención a los productos crudos. Además, debes saber que el intestino de los animales de sangre caliente es mi hábitat natural, por lo que, cuando recojas los excrementos de tu mascota ¡Cuidado! ¡Yo podría estar ahí!

 

 

En fin, supongo que, por tu seguridad, la nuestra tendrá que ser una amistad “a distancia”. Aunque siempre estaré encantada de recibirte cuando vengas a Ferlabs.

 

¡Gracias y hasta la próxima!

 

PD: si no quieres conocer mi peor versión, ten cuidado con la mayonesa este verano.

 

 

 

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